La cirugía para el reflujo gastroesofágico, también conocida como fundoplicatura, es un procedimiento quirúrgico que busca corregir el mal funcionamiento del esfínter esofágico inferior. Este esfínter actúa como una válvula que impide que el contenido del estómago suba hacia el esófago.
Cuando este mecanismo falla, se produce el reflujo gastroesofágico (ERGE), una condición que puede causar acidez, regurgitación, tos crónica, dolor torácico y otros síntomas molestos o complicaciones a largo plazo.
La cirugía para el reflujo está indicada en pacientes que presentan:
Síntomas persistentes a pesar del tratamiento médico (antiácidos, inhibidores de bomba de protones).
Dependencia crónica de medicación.
Complicaciones como esófago de Barrett, estenosis o daño en el revestimiento del esófago.
Reflujo asociado a hernia hiatal.
Preferencia del paciente por un tratamiento definitivo y sin medicamentos.
Existen diferentes técnicas quirúrgicas, siendo la más común:
Fundoplicatura de Nissen: Consiste en envolver la parte superior del estómago (fondo) alrededor del esófago, reforzando el esfínter y evitando el reflujo.
También existen variantes como la fundoplicatura parcial (Toupét o Dor), en casos seleccionados.
La mayoría de estas cirugías se realiza por laparoscopía, lo que permite una recuperación más rápida, menor dolor y cicatrices mínimas.
La recuperación suele ser rápida y bien tolerada.
La mayoría de los pacientes se va de alta en 24-48 horas.
Se inicia con una dieta líquida, que progresa a blanda durante los primeros días.
Puede haber sensación de llenura o dificultad leve para eructar o vomitar, que suele mejorar con el tiempo.
En general, los síntomas de reflujo desaparecen completamente o mejoran significativamente.
Aunque es un procedimiento seguro, como toda cirugía puede tener algunas complicaciones:
Dificultad para tragar (temporal en la mayoría de los casos).
Sensación de gases o distensión abdominal.
Lesiones de órganos cercanos (muy raras).
Recurrencia del reflujo a largo plazo (poco frecuente si el paciente está bien seleccionado).
La cirugía antirreflujo requiere experiencia en técnicas mínimamente invasivas y en el manejo de anatomía digestiva compleja. Un cirujano con formación en cirugía gastrointestinal o laparoscópica avanzada puede ofrecer:
Mejores resultados funcionales.
Menor riesgo de complicaciones.
Recuperación más rápida y menos dolorosa.
Un enfoque integral del tratamiento (estudios preoperatorios, seguimiento nutricional y posquirúrgico).
