La cirugía de tiroides, también conocida como tiroidectomía, es un procedimiento quirúrgico que consiste en extirpar total o parcialmente la glándula tiroides, ubicada en la parte anterior del cuello. Esta intervención se realiza por diversas razones médicas, como nódulos tiroideos, bocio, hipertiroidismo o cáncer de tiroides.

La cirugía de tiroides puede ser necesaria en los siguientes casos:
Nódulos tiroideos sospechosos o malignos.
Cáncer de tiroides confirmado por biopsia.
Bocio de gran tamaño que causa molestias o problemas para respirar o tragar.
Hipertiroidismo que no responde al tratamiento médico.
Existen varias modalidades según la extensión de la intervención:
Tiroidectomía total: Se extirpa toda la glándula tiroides.
Tiroidectomía subtotal o parcial: Se extirpa solo una parte de la glándula.
Lobectomía tiroidea: Se extirpa un solo lóbulo del tiroides, generalmente cuando el problema está localizado.
La mayoría de los pacientes se recuperan rápidamente, y en muchos casos, se pueden ir a casa al día siguiente de la operación.
Puede presentarse dolor leve en el cuello o ronquera temporal, que suelen resolverse en pocos días.
Si se extirpa toda la glándula, será necesario tomar hormona tiroidea de por vida (levotiroxina).
Como toda cirugía, existen algunos riesgos, aunque poco frecuentes:
Sangrado o infección.
Daño a los nervios laríngeos, que puede afectar la voz.
Alteraciones en los niveles de calcio, si se afectan las glándulas paratiroides cercanas.
La cirugía de tiroides requiere precisión y experiencia, ya que se realiza cerca de estructuras delicadas como nervios y glándulas. Un cirujano especializado en cuello y tiroides minimiza riesgos y mejora los resultados estéticos y funcionales.
